En 1843 el gobierno chileno tomó posesión del Estrecho de Magallanes y fundó el fuerte Bulnes, iniciando con ello el proceso de colonización de esta región. Una de las primeras acciones que el Estado debió realizar para lograr este objetivo fue el levantamiento de estudios para explorar este territorio hasta entonces poco conocido, los que resultaron en mapas y documentos que identificaron sus principales características y recursos.
Debido a las dificultades climáticas que tenía el primer asentamiento chileno en Magallanes, en 1848 la colonia fue trasladada a Punta Arenas, lugar que sirvió de base para la colonización del resto del territorio. Cinco años después, con el propósito de estimular su poblamiento y desarrollo, el gobierno de Manuel Montt (1809-1880) creó el "Territorio de Colonización de Magallanes". No obstante, de acuerdo al historiador Mateo Martinic este fin fue dificultado por la existencia de una colonia penal en el lugar (cf. Breve historia de Magallanes. Punta Arenas: Eds. de la Universidad de Magallanes, 2002).
En los años posteriores esta situación comenzó a cambiar, cuando por iniciativa estatal llegó a Magallanes un número importante de colonos chilenos y extranjeros. Luego, factores como el desarrollo de la ganadería y el hallazgo de oro en la región incentivaron la inmigración de un mayor número de personas. Gran parte de ellas se dedicaron a la economía ovejera, la actividad económica más importante de la región.
En 1884, tres años después de que Chile y Argentina firmaran un tratado de límites que aseguró la soberanía chilena sobre el Estrecho de Magallanes, el Estado realizó el primer remate de tierras en Magallanes y entregó en arriendo miles de hectáreas, algunas de la cuales habían sido ocupadas históricamente por la población indígena austral. En los años siguientes, el gobierno chileno cedió en concesión grandes porciones de terreno a compañías ganaderas como la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, que concentraron la tenencia de la tierra en Magallanes. El éxito que estas compañías tuvieron al momento de renovar los contratos de arriendo que mantenían con el Estado, sumado al deseo de los aspirantes a colonos por adquirir y colonizar terrenos magallánicos, dieron origen al problema de la tierra en la región.
Este problema fue denunciado en diversos estudios sobre la colonia de Magallanes, que fueron publicados a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Sus autores también denunciaron el abandono administrativo y la situación de desconocimiento en que se encontraba este territorio. Una de las formas de revertir este escenario fue el levantamiento de un censo municipal en 1906 que, entre otras cosas, mostró el significativo aumento poblacional que había experimentado la región desde su ocupación.
En los años siguientes, el gobierno chileno dictó varias medidas que fueron cambiando la situación: de la colonia. En 1928 el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960) transformó Magallanes de territorio de colonización a provincia. Asimismo, en 1937 el gobierno decretó la Ley de Tierras de Magallanes, que obligó a las compañías ganaderas a restituir al fisco parte de sus terrenos para ser entregados a la subdivisión.
En 1943, cuando se cumplía el primer centenario desde la fundación del fuerte Bulnes y se había dado por terminada la reconstrucción de este monumento, la población de Magallanes se acercaba a los cincuenta mil habitantes y Punta Arenas "continuaba manteniendo su posición de primacía en el ámbito patagónico" (Mateo Martinic. Breve historia de Magallanes…, p. 107).