Recientemente culminó el proyecto “Desarrollo y optimización de Beta Desert, un bioestimulante de microalgas marinas para su aplicación en cultivos agrícolas en zonas desérticas”, ejecutado por el Centro de Bioinnovación Antofagasta (CBIA) de la Universidad de Antofagasta, e impulsado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
Este proyecto consistió en la aplicación de un bioestimulante de microalgas marinas en cultivos de tomates y lechugas en Mejillones, y en viñedos del poblado de Toconao, obteniéndose favorables resultados en la calidad del vegetal.
El director de CBIA, Dr. Carlos Riquelme Salamanca, se refirió a la materialización de este proyecto, “es importante para el desarrollo de la región, porque una de las claves es el potencial de crecimiento de la población y la demanda de alimentos, por lo que se requiere ser autosustentable, y para ello es necesario fertilizar nuestros suelos, propiciar a que se desarrolle una agricultura sostenible”, enfatizó.
Resultados de la iniciativa
El porcentaje de estimulante aplicado a las siembras varió entre un 5 a 10 por ciento, según lo explicado por la biotecnóloga industrial y académica de la CBIA, Dr. Claudia Sepúlveda Vega. "Hubo buenos resultados especialmente en los tomates y lechugas, en el caso de los viñedos, a pesar que el proyecto está terminado, todavía tenemos que seguir esperando, ya que el cultivo es más largo en el tiempo y necesitamos hacer dos o tres monitoreos más, para ver los efectos en las uvas”.
La investigadora añade que “los resultados son bastante positivos, cumplieron con todas las hipótesis, con todos los objetivos y con todos los hitos, lo que esperamos ahora es poder seguir transfiriendo este conocimiento a los agricultores, tanto de Toconao como de Mejillones y realizar proyectos de ciencia aplicada”.
Innovación emergente
En este contexto, se proyecta el desarrollo de un producto de forma comercial a través de la creación de una empresa tipo startup de la Universidad de Antofagasta, para que esté disponible el conocimiento en la utilización de los cultivos, tanto hidropónicos, como en tierra y macetas.
Por su parte, Maritza Montenegro Saldaña, de la agrupación Desierto Florido, agradeció el apoyo del CBIA en los diversos emprendimientos agrícolas, “ha sido algo maravilloso, siempre es bueno aprender, para apoyar a la madre naturaleza, es lo más importante, la producción, hoy en día en la forma natural, en la forma orgánica, esto es pionero en el norte, aquí en Antofagasta, en el desierto, es valioso”.
La agricultora agregó que “he trabajado en el cultivo de nopales, tunas, frutos, en árboles frutales, en hidroponía, mis compañeras en lechuga, ciboulette, cilantro, perejil, y también en flores. Esto es algo magnifico, eso es algo hermoso aquí en el desierto, estamos haciendo florecer el desierto, es mágico”.
Cultivo de arándanos
En la ocasión también se llevó a cabo el taller de agricultura, titulado “Establecimiento del cultivo de arándanos”, en el contexto de la iniciativa diversificación productiva de la Región de Antofagasta, orientado a zonas áridas mediante el suelo mejorado con hidrolizado microalgal, impulsado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
Cabe destacar que la aplicación de microalgas posee un potencial en diversas industrias y el CBIA es pionero en su utilización, a partir de diversas investigaciones y desarrollo científico en microalgas, destacando el proceso de tratamiento de aguas grises y residuales, a partir de una metodología que responde al modelo de economía circular.