Desde el 18 de septiembre de 1811 se conmemora año a año el aniversario de la primera Junta Nacional de Gobierno, lo que marca el inicio de las fiestas patrias con sus fondas, ramadas, tragos y comida típica.
Las celebraciones en un comienzo, si bien no eran tan masivas como lo son ahora, marcaron un inicio a la tradición festiva que gira en torno a la independencia de Chile.
En cuanto a la gastronomía que se ofrecía, los distintos registros, que datan desde 1830, dan cuenta que en esos tiempos, las empanadas, carne asada y la chicha, ya abundaban en las reuniones y se llevaban los aplausos…
Sin embargo, no todos son “auténticamente” chileno. Consuelo Figueroa, directora de Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Diego Portales, indica qué "la empanada, por ejemplo, se come en muchos países y probablemente ha derivado de la influencia de los árabes en la península española" y agrega que alimentos "como el anticucho, proviene de una mezcla entre tradiciones andinas y europeas".
Con el correr de los años, las preparaciones que se ofrecen en las fondas han tenido algunos cambios, aunque bastante leves. Entre los más conocidos, la empanada de pino, el asado y el anticucho, se han mantenido estables, reinando en las fiestas.
No así la chicha o el vino que aunque se siguen ofreciendo, han pasado a un segundo plano, dado que las y los contertulios, prefieren consumir tragos más modernos como el terremoto y la piscola.
Del mismo modo, el mote con huesillo y los dulces chilenos, como alfajores y empolvados, siguen presentes, dejando espacio también a los clásicos churros y helados artesanales.
Junto a los platillos tradicionales y propios de una fonda se han agregado otros productos como los completos, sanguruchos o papas fritas, que hoy en día no pueden faltar en fiestas patrias y en ninguna celebración.