Un reciente estudio publicado en la Universidad de Chile indica que, al ritmo actual, el país alcanzaría los niveles de un país desarrollado en 50 años más. Esta proyección, frustrante para las actuales y futuras generaciones, nos obliga a reflexionar sobre el estancamiento económico que limita nuestras oportunidades y posibilidades de progreso. Es hora de dejar atrás las postergaciones y activar el potencial que tiene Chile, sus regiones y especialmente la Región de Atacama.
La falta de dinamismo económico no solo afecta el desarrollo material, sino que también limita las soluciones a las demandas sociales más urgentes en salud, educación y seguridad, entre otros. Necesitamos un cambio de rumbo que priorice la inversión, la innovación y la creación de valor.
¿Cómo podemos lograrlo? La respuesta pasa por no frenar el crecimiento creando cortapisas. Se requiere un compromiso real del Estado, los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, impulsando una alianza público-privada que genere las condiciones necesarias para el desarrollo.
Atacama, con su enorme potencial, puede ser un motor de crecimiento para Chile. Para lograrlo, es fundamental reducir la burocracia y agilizar los procesos entrampados por la permisología; fomentar un Estado ágil y eficiente; priorizar el fomento de la inversión por sobre el aumento de impuestos; simplificar el sistema tributario, generar un clima de seguridad y confianza que nos permita enfrentar unidos a la delincuencia y la violencia actual, lo que resulta crucial para un entorno propicio para la inversión y el desarrollo.
Finalmente, es necesario un sistema político que promueva el diálogo y la búsqueda de consensos, ya que la fragmentación actual dificulta la gobernabilidad y la implementación de políticas públicas a largo plazo.
Retomar la senda del crecimiento económico no es solo una meta numérica, es una necesidad imperiosa para construir un Chile más justo, próspero y sostenible. Atacama, con su potencial y su gente, puede liderar este camino. Trabajando juntos, con determinación y visión de futuro, podemos convertir esta proyección de 50 años en una realidad mucho más cercana.